INTRODUCCION DEL AUTOR

Querido lector, lo que tienes en la mano es la segunda aventura de Colo con su compañera Patricia junto a Pelocuete y al Broncas, arropados por unos cuantos compañeros más de la comisaría de Valladolid, como ya vimos en Los perros de la vida, pero sigue sin ser una novela policíaca y mucho menos negra. He pretendido que siga prevaleciendo la normalidad de unas personas corrientes que han de moverse en situaciones extraordinarias procurando que ello no les afecte a su vida rutinaria.

Ahora Jaime, el psicólogo, tiene una intervención más importante y da titulo a esta nueva entrega. Si en la primera había varias “espinitas” que quería sacarme, en esta entrega propongo varios dilemas que tanto los psicólogos, los policías y otros muchos profesionales pueden encontrarse en su vida laboral. Pero, no obstante, comprobarás que sigue habiendo espinitas que hay que sacar de una vez por todas.

En las profesiones que tratan con personas se plantean situaciones en las que la ética individual puede o no coincidir con la legislación y la moral imperante y entrar o no en contradicción con los intereses del protagonista, momento en el que surgen
dilemas a resolver. 

En esta entrega he pretendido plantear varios de ellos para que pienses… ¿Qué habrías hecho tú?

AGRADECIMIENTOS

Por supuesto a todos los compañeros y amigos que figuran en la novela y que ellos mismos se reconocen. Sería demasiado prolijo mencionarles uno por uno.

Muchas gracias por ser como sois, por haber estado de alguna forma en mi vida y por permitirme mencionaros en mis novelas.

No puedo olvidar a Aitor que en esta ocasión aparece doblemente, como actor en su papel de excelente médico forense y en el de redactor del prólogo. Hay que decir que en esta ultima misión ha mentido descaradamente, pero que ello sea por cariño hace que se le perdone. En esta ocasión he disfrutado de la corrección indispensable e inmejorable de una gran especialista, gracias María Ángeles. Un gran honor.

Y no puede faltar mi agradecimiento a la editorial CANOPINA, por seguir confiando en este autor inexperto, en momentos en los que la autoedición pagada impera tanto. Espero que la aventura nos os arruine. 

Pero… con permiso de todos los mencionados, no puedo olvidar a mi gran compañero/amigo/hermano José Formoso que nos ha abandonado recientemente, dejando un hueco imposible de rellenar. Gracias por haber existido… pero en mis novelas, como en mi corazón, permanecerás siempre.