INTRODUCCION DEL AUTOR

Querido lector.

Lo que tienes en las manos no es una novela policiaca y mucho menos negra. Si acaso podría decirse que es una novela de policías, con la que he tratado de sacarme tres espinitas que llevaba mucho tiempo sufriendo. No sé tampoco si merece el epíteto de novela, porque los policías llevamos grabado a sangre y fuego que los escritos deben ser claros, concretos y concisos, lo que se compadece poco con la narrativa novelesca. Por ello no busques excelencia literaria, solo te puedo ofrecer verdad a raudales.

Aunque como lector en un principio gustaba de este género, fui dejándolo de lado a medida que comprobaba que, normalmente, se presentaban policías marginales, drogadictos, violentos y corruptos que trabajaban en comisarías donde volaban los puñales y todos se odiaban a muerte. No es la experiencia del que escribe, que durante cuarenta y seis años ha disfrutado de una vida muy normal como policía. Por ello, en algún momento, decidí expresar la cotidianidad de las comisarías españolas, en las que, con las consabidas filias y fobias que nunca le faltan al ser humano, se vive un buen ambiente. También había quedado un poco harto de leer novelas en las que los procedimientos de investigación eran, cuando menos, inverosímiles y totalmente irreales, por lo que me propuse que todo lo que se dijera en mi novela sería totalmente apegado a la cotidianidad tanto criminológica como jurídica. 

Tengo muy claro que quizás por ello no resulte lo interesante que el argumento podría llegar a ser, pero creo que le debo a mi profesión que, al menos una novela, relate la verdad de la policía española actual.

Otra de las espinitas que pretendo dejar al descubierto está en algo que había venido rumiando durante mucho tiempo, incluso antes de leer algo de psicología.

Parecen estar todos los científicos de la mente de acuerdo en que el ser humano es una pizarra en blanco al nacer, un trozo de plastilina sin forma alguna. Son las vivencias que se van teniendo en la vida las que determinan las actitudes y rasgos concretos que van a cristalizar en la personalidad del adulto. Si, por otro lado, está demostrado que el sistema nervioso humano no finaliza su maduración hasta bien entrada la juventud, cerca ya de los veintiún años ¿no es una ruleta rusa dejar a nuestros niños y jóvenes que acedan, sin filtro alguno, a experiencias que su cerebro pueda no interpretar e integrar correctamente?

La tercera espinita es más reciente y espero que la descubras durante la lectura de esta novela que, creo, se podría definir como “costumbrista”. Puedes jugar también a descubrir los personajes reales y los que son ficticios. Me he permitido incluir muchos guiños que quizás no entiendan del todo los ajenos a la profesión, pero que espero que les sirvan para penetrar más en su esencia. 

Me gustaría aquí agradecer la generosidad de cuantos compañeros y amigos me han autorizado a mencionarles. Que sepan que se trata de un sincero homenaje, un recuerdo entrañable de aquellos con los que se han compartido experiencias de todo tipo. 

Esta es la primera de cinco novelas que protagonizan los mismos policías y que amenazo con publicar en cuanto se me arregle.

¡Ah, una cosa más! las situaciones y personajes de esta novela son totalmente ficticios por lo que cualquier parecido con situaciones o personas reales es pura coincidencia. ¿Cómo… qué esto es contradictorio con el párrafo anterior? ¡Ya!, ¿y…?